Information regarding the iconic 1992 vocal acapella song by Greek-American songwriter and interdisciplinary artist Ithaka Darin Pappas (Ithaka). As of 2025, this example of lyrical mastery has been remixed over 800 times. In 1994, a hit remix was made by house project from Underground Sound of Lisbon (DJ Vibe, Rui da Silva) and presented as a 100% Portuguese project with absolutely no mention of its creator Ithaka...now considered one of the biggest musical coverups since Milli Vanilli.#sogetup
Monday, November 17, 2025
El documental "Paraíso" ofrece una mirada a la cultura rave en Portugal durante los años 80 y 90, una alternativa a Ibiza.
El compositor grecoamericano Ithaka Darin Pappas, letrista y vocalista del icónico tema "So Get Up", la mayor exportación musical en la historia de Portugal.
Si hubo un punto de inflexión para la escena internacional, fue So Get Up (1994), con DJ Vibe y Rui da Silva, letra y voz de Ithaka Darin Pappas. «Fue el catalizador que permitió a la música electrónica portuguesa obtener reconocimiento internacional. El álbum sonó no solo en Estados Unidos, sino también en Europa», afirma DJ Vibe. So Get Up apareció en artículos musicales internacionales, como los publicados en la revista Billboard, y se incluyó en listas de DJs, es decir, listas de las canciones que los DJs pinchaban en ese momento, equivalentes a las actuales listas de reproducción de Spotify. Para DJ Vibe, el futuro de este tipo de música sigue siendo prometedor, aunque en diferentes formas: «Donde la escena electrónica sea creíble y esté integrada en la cultura, reconocida por el gobierno y la sociedad, y no marginada, como en Francia, Alemania, Inglaterra o Estados Unidos». Y luego están los destinos habituales, como Ibiza, concluye: «Una institución donde siguen abriendo discotecas».
__________________________
Raquel Lito
Veintiséis de septiembre de dos mil veinticinco a las siete y cuarenta y seis
Las fiestas de música electrónica cobraron protagonismo en los castillos a partir de la década de 1990. Quienes recuperaron los discos y vivieron aquella época cuentan a SÁBADO cómo era. El documental Paraíso ofrece más detalles y se proyectará el 27 (mañana) en la discoteca Lux, con su estreno en cines el 9 de octubre. Rave significa delirio, en fiestas clandestinas o semiclandestinas. La expresión inglesa empezó a tomar forma en Portugal poco después del fin de la dictadura, hacía poco más de una década, y con la reciente adhesión a la Comunidad Económica Europea (CEE). Con Cavaco Silva al frente del Gobierno, el país se sentía próspero en la segunda mitad de la década de 1980. Por la noche, Lisboa rebosaba de discotecas, sobre todo de rock, pero también había quienes se desviaban de la norma musical. Inspirada en el Studio 54 de Nueva York, la discoteca Alcântara-Mar abrió sus puertas en 1987 en la Rua da Cozinha Econômica, convirtiéndose en la antesala de la cultura rave. La pista de baile solo cerraba al amanecer, ofreciendo música acid house y techno, importadas del Reino Unido y Detroit (EE. UU.), respectivamente. Con una copa en la mano y gafas de sol, los clientes bailaban solos, como hipnotizados por el ritmo. Sobre las columnas o las barras de decoración barroca, los bailarines animaban aún más al público (Vítor Machado y Manuel Potes, bailarines de Alcântara). Lucían botas de plataforma, ropa ajustada y el pelo de punta (en una expresión artística con una vaga reminiscencia del punk). "Empecé en Alcântara-Mar del 11 al 12 de febrero de 1992. Nunca lo olvidaré: era el cumpleaños de mi hermano y me uní al equipo", recuerda DJ Vibe (Antônio Pereira), que recientemente cumplió 58 años y es uno de los muchos participantes de Paraíso, a SÁBADO.
El documental del cineasta Daniel Mota, producido por João Ervedosa y Maria Guedes, evoca este y otros espacios míticos del movimiento contracultural, con sus propios códigos y su fauna finalmente descifrados para el público general. Tras su proyección en el festival Indie Lisboa (en mayo), la película, basada en entrevistas y con una duración de casi hora y media, se presentará en la discoteca Lux el próximo sábado 27 a las 22:30, antes de su estreno en cines el 9 de octubre. La fiesta continúa con DJ Vibe y Rob Di Stefano a medianoche, y a las 2 de la madrugada se refuerza con la actuación de los Bailarines de Alcântara. Celebración del pasado: João Ervedosa (38 años) y Maria Guedes (37 años) no vivieron esa época, pero les hubiera gustado estar allí. La película tiene ese efecto de cierta nostalgia, de una atmósfera casi secreta que algunos experimentaron plenamente. Pero João Ervedosa asegura a SÁBADO: «No somos nostálgicos. Éramos una alternativa a Ibiza, porque aquí todavía había algo nuevo, mientras que Ibiza ya atraía turistas de todo el mundo. Después de más de 30 años, esa novedad ya no existe. Para nosotros, tiene más sentido hablar de celebrar el pasado, el presente que seguimos viviendo y el futuro que está por venir». El acceso a imágenes y archivos fue difícil, debido a que el material se había perdido en desvanes y sótanos. No había teléfonos móviles, la fotografía y el rodaje eran escasos, y lo que existía estaba almacenado en cintas VHS de baja calidad. «Esto significó que la película tardó diez años en producirse. Una de las cosas que nos decían a menudo era que la gente se vestía de una manera particular», añade Maria Guedes. Su interés por el tema llevaba tiempo gestándose, pero fue en Rádio Quântica donde se materializó en un programa en el que hablaron con los pioneros de la música dance portuguesa. «Rápidamente nos dimos cuenta de que la radio no era el mejor medio para contar esta historia, porque había un aspecto visual que empezamos a descubrir a través de estos invitados», explican. Fue entonces cuando surgió la idea de hacer un documental, e invitaron a Daniel Mota a filmar y dirigir, sin imaginar la magnitud que alcanzaría el proyecto. El archivo del fotógrafo Da Fonseca se convirtió en una pieza clave del rompecabezas, reconocen: «Es difícil acceder a él porque hay poca información disponible, y quizás por eso no hay más trabajos de este tipo. ¡Esperamos que haya más en el futuro!».
Su interés por el tema era de larga data, pero se materializó en Rádio Quântica, en un programa donde conversaron con pioneros de la música dance portuguesa. «Rápidamente nos dimos cuenta de que la radio no era el mejor medio para contar esta historia, porque había un aspecto visual que empezamos a descubrir a través de estos invitados», explican. Fue entonces cuando surgió la idea de hacer un documental, e invitaron a Daniel Mota a filmar y dirigir, sin imaginar la magnitud que alcanzaría el proyecto. El archivo del fotógrafo Da Fonseca se convirtió en una pieza clave del rompecabezas, reconocen: «Es difícil acceder a él porque hay poca información disponible, y quizás por eso no hay más trabajos de este tipo. ¡Esperamos que haya más en el futuro!». Daniel Mota conocía al dúo del programa de radio; su conexión con el movimiento era limitada. Tiene 34 años. «Curiosamente, los primeros trabajos que tuve como director/videógrafo fueron pequeños videos promocionales para varias discotecas del norte del país», recuerda el director. Localizaciones de rodaje: Con numerosas paradas a lo largo del camino, la producción independiente (autofinanciada) pasó por varias etapas tecnológicas tras las cámaras. «Probamos cinco cámaras diferentes, ocho micrófonos distintos, etc. Lo único que teníamos claro desde el principio era que queríamos crear este formato de entrevista, donde el entrevistado habla con otro, provocando una "conversación entre amigos" guiada por nosotros», explica Daniel Mota. A menudo, las entrevistas duraban más de tres horas y estaban «llenas de inconsistencias», y entonces llegó la «magia» de Henrique Brazão en la fase de edición. Se unió al equipo y, con «paciencia y precisión», logró crear una narrativa coherente, según el director. Las localizaciones de rodaje siempre las sugerían los propios entrevistados. Por ejemplo, Yen Sung habló en Lux (donde es DJ residente); el DJ Luís Leite en un restaurante frente al antiguo Alcântara-Mar; DJ Jiggy y A. Paul junto al Teatro da Lanterna Mágica (donde comenzaban las fiestas posteriores al X-Club). También hubo entrevistas en entornos más íntimos, como la de DJ Vibe en el estudio. Gran parte de las conversaciones tuvieron lugar en la discoteca Planeta Manas, que cerró sus puertas el pasado julio. El DJ estadounidense Danny Tenaglia ofreció unas breves declaraciones tras su actuación al amanecer, a las 7 de la mañana, en un camerino del Hard Club (Oporto).
La primera rave en un convento. El título "Paradise" evoca el fenómeno nacional, que se desarrolló en los márgenes del pop, cuando Rob Di Stefano dijo: "House underground de un paraíso llamado Portugal". La gente bailaba en castillos, fumaba libremente y consumía drogas sintéticas (éxtasis). Este llamado delirio o "fiesteros rave" (como los denominó José Rodrigues dos Santos en el informativo de RTP) ganó adeptos dentro de los muros del convento. La primera rave, o una de las primeras —es difícil precisar la fecha debido a la falta de registros, ya que no existían los teléfonos móviles en aquella época— tuvo lugar en el Convento de São Francisco, en Coimbra, el sábado 13 de febrero de 1993. Rave On comenzó a las 23:00 y fue organizada por António Cunha, quien el año anterior había fundado el sello discográfico Kaos. Este fue el primer sello discográfico dedicado a este estilo musical, con una estructura empresarial bien definida, según DJ Vibe: «Funcionaba como una empresa real, con un equipo interno de seis o siete personas, cada una con su propia función y departamento: finanzas, marketing/comunicación, A&R (artistas y repertorio) y eventos». Tras Rave On, llegó otro evento: en el Castillo de Santa Maria da Feira (el 13 de agosto de 1994), entre las 22:00 y las 00:00. Contó con «30.000 vatios de sonido y 100.000 vatios de luz, artistas, espectáculos de fuego, una pantalla gigante y realidad virtual», informó la prensa en aquel entonces. El dúo portugués The Ozone fue el encargado de abrir el espectáculo, pero su regreso a casa estuvo marcado por la tragedia. Uno de los miembros del dúo, Eduardo Melo, falleció a los 21 años tras un accidente. La furgoneta volcó en algún punto entre Aveiras y Carregado. El camino se estaba forjando de una manera pionera e inocente. «Es un espíritu muy portugués, de "¡vamos a hacerlo!". En cierto modo, este es el gran contexto socioeconómico. Sumergida en la oscuridad de la dictadura durante 48 años, Portugal emerge como una sociedad relativamente inocente. Pero con un espíritu a menudo inquebrantable. Lo cual no siempre es positivo», explica el director Daniel Mota a SÁBADO. En el lado negativo, el cineasta considera las «costumbres moderadas», esa resistencia que implica que «la gente a menudo no reclama de forma convincente y abierta cosas que le corresponden por completo».
En aquel entonces, el 98% de la música era en vinilo, mientras que Alex Fx presentaba nuevos sonidos en la discoteca Amnésia, en la playa de Francelos, en Vila Nova de Gaia (demolida en 2003). «La gente venía de Inglaterra expresamente para ir a la discoteca (como público). Era tan ingenuo que pensaba que eran turistas. No era para nada un chico fiestero. Nunca lo vi como un trampolín hacia nada. Hacía lo que realmente me apasionaba y me pagaban una miseria. Pero eso era lo que me daba la satisfacción», recuerda. El DJ Alex Fx viajaba en tren y volvía a casa haciendo autostop o en taxi. «Como no tenía coche y no me gustaba molestar a nadie, solo iba a discotecas que estuvieran más cerca de Oporto o cuando iba a pinchar en directo en alguna fiesta y me conseguían que me llevaran para poder cargar con los kilos y kilos de equipo». En retrospectiva, Alex Fx considera que fue un "viaje extraordinario", pero cree que se vio afectado por "el espíritu de servilismo inculcado por muchas generaciones". Esta forma de ser y actuar se reflejó en la música dance, añade: "El hecho de que seamos un pueblo hospitalario significa que, incluso hoy, tenemos un déficit en la exportación de grandes artistas al extranjero y seguimos deseando que vengan aquí". Si hubo un punto de inflexión para el reconocimiento internacional, fue So Get Up (1994), con DJ Vibe y Rui da Silva, y la voz de Ithaka Darin Pappas. "Fue el catalizador que permitió a la música electrónica portuguesa obtener reconocimiento internacional. El álbum sonó no solo en Estados Unidos, sino también en Europa", afirma DJ Vibe. So Get Up apareció en artículos musicales internacionales, como los publicados en la revista Billboard, y se incluyó en listas de éxitos de DJs en revistas, es decir, listas de las canciones que los DJs pinchaban en ese momento, equivalentes a las listas de reproducción actuales de Spotify. Para DJ Vibe, el futuro de este tipo de música sigue siendo prometedor, aunque en un formato diferente: «Donde la escena de la música electrónica sea creíble y esté integrada en la cultura misma, reconocida por el gobierno y la sociedad, y no marginada, como ocurre en Francia, Alemania, Inglaterra o Estados Unidos». Y luego están los destinos habituales, como Ibiza, concluye: «Una institución donde siguen abriendo clubes».
https://www.sabado.pt/vida/detalhe/no-submundo-das-raves-eramos-uma-alternativa-a-ibiza
Raquel Lito
26 de setembro de 2025 às 07:46
Festas de arromba de música eletrónica ganharam expressão em castelos, a partir dos anos 90. Quem recuperou os registos e viveu esses tempos conta à SÁBADO como era. O documentário Paraíso mostra mais, em exibição dia 27 (amanhã) na discoteca Lux e com estreia nas salas de cinema a 9 de outubro.
Rave quer dizer delírio, em festas clandestinas ou semi-clandestinas. A expressão inglesa começou a ganhar forma em Portugal numa altura em que a ditadura acabara há pouco mais de uma década e a adesão à Comunidade Económica Europeia (CEE) era ainda recente. Com Cavaco Silva aos comandos do Governo, o País sentia-se próspero na segunda metade dos anos 80. À noite, Lisboa fervilhava com as discotecas, sobretudo de rock, mas havia quem saísse da norma sonora. Inspirada no Studio 54, de Nova Iorque, a discoteca Alcântara-Mar abria as portas em 1987, na Rua da Cozinha Económica, e seria a antecâmara para a cultura rave. A pista só fechava ao nascer do sol, dando a conhecer o acid house e o techno, importados do Reino Unido e de Detroit (EUA), respetivamente.
De copo na mão e óculos escuros, os frequentadores dançavam sozinhos, como que hipnotizados pelas batidas. Em cima das colunas ou nos balcões dos bares de decoração barroca, os bailarinos animavam ainda mais as hostes (Vítor Machado e Manuel Potes, Alcântara Dancers). Calçavam botas plataforma, vestiam roupas coladas ao corpo e espetavam os cabelos (numa expressão artística e vaga reminiscência do punk). "Comecei no Alcântara-Mar de 11 para 12 de fevereiro de 1992. Nunca me esquecerei: era o dia de aniversário do meu irmão e entrava na tropa", recorda à SÁBADO DJ Vibe (António Pereira), 58 anos acabados de fazer e um dos muitos participantes de Paraíso.
O documentário do cineasta Daniel Mota, produzido por João Ervedosa e Maria Guedes, recorda este e outros espaços míticos do movimento de contracultura, com códigos e fauna próprios finalmente decifrados para o grande público. Depois exibido no festival Indie Lisboa (em maio), o filme à base de entrevistas, de quase hora e meia, será apresentado na discoteca Lux no próximo sábado (dia 27), às 22h30, antes de chegar às salas de cinema a 9 de outubro. A festa revivalista segue com DJ Vibe e Rob Di Stefano, à meia-noite, e pelas 2h ganha reforços com os Alcântara Dancers.
Celebração do passado
João Ervedosa (38 anos) e Maria Guedes (37 anos) não viveram esses tempos, mas gostariam de ter lá estado. O filme tem esse efeito, de certa nostalgia, de um ambiente semi-secreto que alguns viveram em pleno. Mas João Ervedosa assegura à SÁBADO: "Não somos saudosistas. Éramos uma alternativa a Ibiza, porque aqui ainda era algo novo, enquanto Ibiza já atraía turistas do mundo inteiro. Depois de mais de 30 anos, esse fator novidade já não existe. Para nós faz mais sentido falar em celebração do passado, do presente que continuamos a viver e do futuro que ainda está por vir."
O acesso a imagens e arquivos foi difícil, pelas imagens perdidas em sótãos e caves. Não havia telemóveis, fotograva-se e filmava-se pouco, o que havia estava guardado em cassetes de VHS de má qualidade. "O que fez com que o filme tenha estado dez anos em produção. Uma das coisas que nos diziam muitas vezes era que as pessoas se vestiam de forma especial", acrescenta Maria Guedes.
O interesse de ambos pelo tema já vinha de trás, mas foi na Rádio Quântica que se materializou num programa em que conversavam com os pioneiros da música de dança portuguesa. "Rapidamente percebemos que a rádio não era o melhor meio para contar esta história, porque havia uma parte visual que começámos a descobrir através desses convidados", contam. Aí nasceu a ideia de fazerem um documentário e convidaram Daniel Mota para filmar e realizar, sem terem noção da dimensão que o projeto tomaria. O arquivo do fotógrafo Da Fonseca tornou-se uma peça importante do puzzle, reconhecem: "É difícil de abordar porque existe pouca informação disponível, e talvez por isso não existam mais trabalhos do género. Esperamos que no futuro existam mais!".
Daniel Mota conhecia a dupla pelo programa de rádio, a sua relação com o movimento era pouca. Tem 34 anos. "Sendo que, curiosamente, os primeiros pequenos trabalhos que tive na vida como realizador/videógrafo foram pequenos vídeos promocionais para várias discotecas da zona Norte do Pais", lembra o realizador.
Locais de filmagem
Com muitas paragens pelo meio, a produção independente (financiada pelos próprios) passou por várias etapas tecnológicas nos bastidores. "Atravessámos cinco câmaras diferentes, oito microfones diferentes, etc. A única coisa que sabíamos desde o inicio era que queríamos criar este formato de entrevista, onde o entrevistado está a falar com outro entrevistado, provocando uma 'conversa entre amigos' guiada por nós", explica Daniel Mota. Não raras as vezes, havia entrevistas com mais de três horas e "cheias de incoerências" e então veio a "magia" de Henrique Brazão na fase de montagem. Juntou-se à equipa e com "paciência e precisão" conseguiu produzir uma linha narrativa coerente, segundo o realizador.
Os locais de filmagem foram sempre sugeridos pelos entrevistados. Por exemplo, Yen Sung falou no Lux (onde é DJ residente); o Dj Luís Leite num restaurante em frente ao antigo Alcântara-Mar; Dj Jiggy e A. Paul junto ao Teatro da Lanterna Mágica (onde começaram os afters do X-Club). Houve também entrevistas em ambientes mais íntimos, como o DJ Vibe no estúdio. Grande parte das conversas decorreram na discoteca Planeta Manas, que fechou em julho último. O DJ norte-americano Danny Tenaglia deu um curto depoimento depois de atuar, ao nascer do sol, às 7h, num camarim do Hard Club (Porto).
Primeira rave num convento
O título Paraíso evoca o fenómeno nacional, vivido à margem da pop, quando Rob Di Stefano disse em tempos: "Underground house from a paradIse called Portugal" (um submundo num paraíso chamado Portugal). Dançava-se em castelos, fumava-se à vontade, consumiam-se drogas sintéticas (ecstasy). O dito delírio ou "raven partiers" (dizia José Rodrigues dos Santos no noticiário da RTP) ganhava mais adeptos entre muralhas.
A primeira rave, ou das primeiras – é dificil a exatidão pela falta de registos, à época não havia telemóveis –, aconteceu no Convento de São Francisco, em Coimbra, no sábado de 13 de fevereiro 1993. A Rave On começava às 23h e era organizada por António Cunha, que no ano anterior abrira a editora Kaos. Tratava-se da primeira chancela dedicada a este estilo de música, com uma estrutura empresarial "bem definida", segundo DJ Vibe: "Funcionando como uma verdadeira empresa, com uma equipa interna de seis a sete pessoas, cada uma com a sua função e departamento: financeiro, marketing/comunicação, A&R (artistas e repertório) e eventos."
Depois da Rave On vieram mais: no Castelo de Santa Maria da Feira (a 13 de agosto de 1994), entre as 22h e as 10h da manhã. Contava com "30 mil watts de som e 100 mil watts de luz (...) animadores e performances de fogo, um video wall e realidade virtual", noticiava a imprensa da época. A abertura da pista fazia-se com os portugueses The Ozone, mas o regresso a casa dos mesmos ficou marcado pela tragédia. Um dos elementos do duo, Eduardo Melo, morria aos 21 anos na sequência de um acidente. A carrinha capotava, algures entre Aveiras e o Carregado.
O caminho fazia-se de forma pioneira, inocentemente. "É um espírito muito português, do bora fazer. De certo modo, este é o grande contexto socioeconómico. Mantido na obscuridade da ditadura durante 48 anos, Portugal emerge como uma sociedade relativamente inocente. Mas com um espírito muitas vezes inquebrável. O que nem sempre é positivo", enquadra à SÁBADO o realizador Daniel Mota. Por negativo, o cineasta considera os "brandos costumes", a tal resiliência que faz com que "muitas vezes o povo não reclame convincentemente e de forma aberta coisas que são seu pleno direito."
Dificuldade em "exportar grandes nomes"
O Dj Alex Fx (Alexandre Fernandes) viveu o boom do lado dos samplers, teria então 17 ou 18 anos, quando os computadores escasseavam e a sincronização fazia-se em modo MIDI. "Era uma forma muito mais introspetiva e de tentativa/erro que era usada para se fazer música. Eu já tinha alguma experiência, porque tinha começado a trabalhar com essas tecnologias nos anos 80 e o facto de ser multi-instrumentista ajudava imenso em termos de composição e arranjos", conta à SÁBADO.
Na altura, 98% da música era em formato de vinil, enquanto Alex Fx mostrava novas sonoridades na discoteca Amnésia, na praia de Francelos em Vila Nova de Gaia (demolida em 2003). "Vinham pessoas de Inglaterra de propósito (público). Eu era tão inocente que julgava que eram turistas. Era tudo menos um wild boy. Nunca vi aquilo como trampolim do que quer que fosse. Estava a fazer o que realmente gostava e era pago miseravelmente. Mas isso era o extra", recorda.
Para lá, o Dj Alex Fx deslocava-se de comboio e regressava a casa de boleia ou táxi. "Como não tinha carro e não gostava de incomodar ninguém, apenas ia aos clubes que estavam mais próximos do Porto ou quando ia tocar (ao vivo) em algumas festas e me arranjavam boleia para poder levar os quilos e quilos de material."
Olhando em perspetiva, Alex Fx considera que foi uma "jornada tremenda", mas pecou pelo "espírito de subserviência que veio incutido de muitas gerações." Esta forma de ser e de estar reflectiu-se na música de dança, acrescenta: "O facto de sermos um povo que gosta de receber faz com que ainda hoje tenhamos um défice de exportar grandes nomes lá para fora e continuar a querer que venham cá os grandes nomes."
Se há momento de viragem para fora chama-se So Get Up (1994), protagonizado por Dj Vibe e Rui da Silva com letra e voz de Ithaka Darin Pappas. "Foi o catalisador que permitiu à música eletrónica portuguesa ganhar reconhecimento internacional. O disco não só foi tocado nos EUA, como também na Europa", conta Dj Vibe.
So Get Up apareceu em artigos internacionais sobre a música, como os publicados na Billboard Magazine e incluído em charts DJ de revistas, ou seja, listas das músicas que os DJ's tocavam na altura, equivalentes às atuais playlists do Spotify. Para Dj Vibe, o futuro deste tipo de música continiua a ser promissor, ainda que noutros moldes: "Onde a cena eletrónica é credível e integrada na própria cultura, sendo reconhecida pelo governo e pela sociedade, e não marginalizada, como exemplo em França, na Alemanha, Inglaterra ou nos EUA." Depois, há os destinos de sempre, como Ibiza, remata: "Uma instituição e onde continuam abrir clubbings."
Labels:
documental,
filme,
Ibiza,
música electrónica,
Paraiso,
SO Get Up
Subscribe to:
Post Comments (Atom)

No comments:
Post a Comment